El camino para encontrar verdad y justicia compartidas para Kosovo

18/08/2023

Más de 20 años después del final de las guerras yugoslavas de la década de 1990, Kosovo todavía se enfrenta a tensiones étnicas sin resolver. Kosovo solía ser una región autónoma de Serbia dentro de la antigua Yugoslavia, de la cual declaró su independencia en 2008. Mientras que 97 de los 193 estados miembros de la ONU reconocen la independencia de Kosovo, Serbia disputa su legalidad y este sigue siendo un tema espinoso para otros países. La población de Kosovo es predominantemente de etnia albanesa; sin embargo, alrededor del 7 por ciento es de etnia serbia y otro 5 por ciento es de otros grupos étnicos minoritarios. Las tensiones étnicas fueron una causa fundamental de los conflictos violentos, durante los cuales murieron unas 140.000 personas y se cometieron numerosos crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad.

Tanto el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia como el Mecanismo Residual Internacional de Tribunales Penales que vino después se establecieron para investigar y enjuiciar estos delitos. Posteriormente, se crearon las Salas Especializadas y la Fiscalía Especializada de Kosovo para enjuiciar a los miembros de la organización paramilitar de etnia albanesa Ejército de Liberación de Kosovo que cometieron delitos entre 1998 y 2000. Sin embargo, se debate el éxito de estos mecanismos, y muchos en la región continúan buscar justicia y rendición de cuentas por muertes injustas, desplazamientos y desapariciones. En años más recientes, se han emprendido varias iniciativas para reconstruir las relaciones entre los grupos étnicos de Kosovo, establecer el diálogo y promover la justicia, con diversos grados de éxito.

El ICTJ ha trabajado en Kosovo en varios ámbitos, tales como la asistencia técnica y el asesoramiento de expertos a los órganos estatales encargados de hacer frente al pasado violento de la región. Actualmente, la organización está finalizando un proyecto de tres años, financiado por la Unión Europea y en colaboración con organizaciones de la sociedad civil en Kosovo, Macedonia del Norte y Serbia, con el objetivo de desarrollar iniciativas de justicia transicional significativas dirigidas por víctimas en la región.

La Directora Ejecutiva Adjunta y Directora de Programas del ICTJ Anna Myriam Roccatello y la experta senior Kelli Muddell han dirigido el trabajo programático del ICTJ en Kosovo. Recientemente se sentaron con la pasante de Comunicaciones Caroline Nowak para discutir los desafíos actuales del país y el resultado de los esfuerzos ​​en materia de justicia transicional que se han desarrollado en esta región en el pasado.

Caroline Nowak: ¿Puede describir brevemente las tensiones entre las poblaciones albanesa y serbia hoy en Kosovo y sus causas persistentes? ¿Son iguales o diferentes de las que llevaron a la guerra de 1998-1999?

Anna Myriam Roccatello: La tensión del pasado surgió obviamente de la política agresiva y represiva que el régimen serbio, particularmente durante la época de Milosevic, había ejercido en Albania, en Kosovo. Hay que decir que, en Kosovo, el pasado es más complejo de lo que parece. La justificación del régimen particularmente agresivo de Milosevic contra los kosovares era que el aumento repentino de la población de etnia albanesa amenazaba con desequilibrar la hegemonía de la etnia serbia en toda la antigua Yugoslavia. Creo que las tensiones subyacentes siguen siendo las mismas. Todavía hay una intención muy clara por parte de la población albanesa de Kosovo de tener el control total...de lo que siempre han considerado su país. Ciertamente, existe una continua sensación de inseguridad en los enclaves y la población serbia. Puede que les resulte muy difícil integrarse en el Estado de Kosovo debido al legadosdel pasado. Kosovo...tiene una composición multiétnica y la inclusión y coexistencia de diferentes grupos étnicos no parece funcionar a la perfección, particularmente cuando se trata de los serbokosovares. Existe este proceso de diálogo y paz en curso con el estado serbio, que recientemente...ha tomado un rumbo diferente.

Kelli Muddell: En el trabajo que hemos realizado con grupos en Kosovo para pensar en las prioridades de la justicia transicional u obtener aportes grupales, la conversación a menudo se reduce a los albanokosovares y los serbokosovares, si podemos decirlo. Pero a menudo no reconocen ni piensan en otras minorías étnicas que se vieron afectadas durante el conflicto.

Anna Myriam Roccatello: Otros grupos étnicos han respaldado y adoptado con mayor facilidad el estado de Kosovo porque también estaban en el lado receptor de la represión y las violaciones por parte del estado serbio. El verdadero problema es cómo construir una sociedad inclusiva, multiétnica, transparente y responsable en un contexto en el que el conflicto no parece resolverse, sin duda debido a la influencia indebida de otros factores, entre los que se encuentra el Estado serbio.

Caroline Nowak: ¿Qué se propuso lograr el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY)? ¿Cuáles fueron los principales resultados, en particular para Kosovo?

Anna Myriam Roccatello: El mandato del TPIY era universal para la antigua Yugoslavia. Fue creado para enjuiciar cierto tipo de delitos, principalmente lo que definimos como crímenes internacionales y otras graves violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario en la antigua Yugoslavia. Conozco muy bien dos procesos penales llevados a cabo en relación con Kosovo...ambos terminaron en una absolución. Al menos pudimos hacer que los jueces reconocieran oficialmente que las pruebas habían sido manipuladas y específicamente que los testigos habían sido intimidados. Socialmente, fue muy difícil hacer comprender a la población que ciertos procedimientos deben llevarse a cabo para garantizar la legitimidad del Estado; muy, muy difícil...incluso con quienes considerábamos de mente más abierta y con mayor entendimiento del estado de derecho. No sé cómo han evolucionado los sentimientos y las sensibilidades sociales, pero sigue siendo un tema muy delicado.

Caroline Nowak: ¿Hasta qué punto fue exitoso el TPIY? ¿Cree que alguno de sus defectos exacerbó las tensiones étnicas en Kosovo?

Anna Myriam Roccatello: Ciertamente exacerbaron la tensión entonces. Tuvimos los disturbios de marzo [en 2004], tuvimos disturbios públicos muy graves y manifestaciones que se tornaron violentas. Lo que creo que fue muy decepcionante es que el proceso político de diálogo que inició la ONU, que tenía como objetivo encontrar una solución que las dos partes pudieran al menos construir, si no firmar como la solución final, no tuvo resultado. Pero, ¿qué tan efectivo ha sido todo el proceso para garantizar la inclusión de la sociedad? Si esa es la medida, el resultado no es muy positivo.

Caroline Nowak: El establecimiento de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, puesta en marcha por el ex presidente Hashim Thaci, quien luego renunció para enfrentar cargos por crímenes de guerra en La Haya, fue tenso desde el principio. El ICTJ brindó asesoramiento técnico a la comisión en 2019. ¿Todavía existe potencial para este mecanismo?

Kelli Muddell: Creo que es diciente que el Ministerio de Justicia haya estado trabajando en esta estrategia y esté dispuesto a adoptarla. Hay varios tipos diferentes de mecanismos dentro de esa estrategia. Uno es un cambio esencial en varias leyes para mejorar las capacidades de la legislación en torno al tema de los desaparecidos. Uno es una comisión de la verdad. Uno es otro instituto para establecer hechos sobre crímenes de guerra con el objetivo de crear, esencialmente, una memoria colectiva. Otros elemento de la estrategia es pedirle al gobierno que ayude a las iniciativas de la sociedad civil que están documentando las necesidades de las víctimas. El último es la creación de memorandos con diferentes actores internacionales para obtener la información que tienen sobre el conflicto y así alojarla en un solo lugar. El Ministerio de Justicia tiene la voluntad política de invertir en la creación de esta estrategia. Sin embargo, luego viene la cuestión de tener realmente los recursos para implementarla. Pienso que avanzarán con lo más políticamente conveniente y lo que cueste menos. 

Caroline Nowak: ¿Quiénes son las víctimas que buscan justicia hoy en Kosovo? ¿Cuáles son sus principales preocupaciones y peticiones?

Anna Myriam Roccatello: Todavía estamos tratando con víctimas de la guerra, víctimas del conflicto, víctimas de la represión serbia y no sé cuántas víctimas hay por ahí que han denunciado violaciones por parte de los grupos armados albaneses. La división social y la división política son tan rígidas... que aún existe todo ese universo de víctimas. Por lo que vemos, todavía hay organizaciones que representan a las víctimas de la guerra y aún están muy divididas por motivos étnicos.

Kelli Muddell: Uno de los temas vivos de los que creo que las propias víctimas todavía están hablando es sobre las desapariciones y los desaparecidos. Se ha creado un organismo gubernamental para hacer un seguimiento de eso, pero en realidad no se percibe como un organismo efectivo, por lo que definitivamente es algo de lo que se discute. Creo que se plantea el tema de la verdad y la memoria. La otra cosa de la que nadie es consciente es que, debido a que las víctimas todavía están representadas por ciertos grupos que están muy segmentados y polarizados en términos de etnia, lo cual tal vez se alínea con partidos políticos y a su vez con la representación de la sociedad civil, las propias víctimas a menudo sienten que ya saben la verdad, por lo que no hay otra verdad que puedan saber. Entonces, cuando surge esta narrativa de establecer la verdad, debemos [hacer un esfuerzo para] salir de estos silos étnicos. Y si realmente vamos a lidiar con el pasado, necesitamos tener una institución que diga la verdad y busque la verdad de maneras más inclusivas.

Anna Myriam Roccatello: La verdad en Kosovo es ahora la verdad de los albanokosovares y esa es la verdad universalmente aceptada o proclamada y reverenciada. Nunca se ha intentado establecer un proceso de búsqueda de la verdad para llegar a una verdad compartida, donde, aunque tengamos interpretaciones diferentes, otras comunidades puedan expresar las formas en que se sintieron vulneradas.

Caroline Nowak: ¿Cuándo comenzó a trabajar el ICTJ en Kosovo y cuáles fueron algunas de sus primeras actividades?

Anna Myriam Roccatello: Nos involucramos justo en el momento en que el ex presidente Thaci comenzó a hablar sobre una comisión de la verdad. Nos involucramos a pedido de una organización de la sociedad civil, que todavía parece buscar la inclusión muy genuinamente. Nos pidieron que ayudáramos a prepararlos y asistirlos como miembros de un equipo preparatorio que se suponía que conduciría a la creación de la comisión de la verdad. Luego, nos involucramos más con el equipo preparatorio y trabajamos con ellos. Desarrollamos un proyecto paralelo que involucró a Pax, otra ONGI con sede en los Países Bajos, que realizó una encuesta y consultas con varios grupos de víctimas diferentes. Nosotros dimos asesoría sobre la estructura de las encuestas y las preguntas. En los últimos años, un grupo de organizaciones [incluyendo ICTJ] recibió una subvención de tres años de la Unión Europea. Uno de sus objetivos es realmente tratar de desafiar el concepto de verdad y tener un diálogo responsable, inclusivo, que al menos reconozca cuán unilateral ha sido el enfoque y cómo la falta de otras medidas de justicia transicional, aparte del enjuiciamiento penal, ha impactado negativamente la recomposición de la sociedad.

Kelli Muddell: Este proyecto de la UE del que formamos parte fue para Kosovo, Serbia y Macedonia del Norte. Estábamos trabajando con organizaciones nacionales en cada país, e hicieron encuestas de grupos de víctimas de base, y luego otorgaron algunas subvenciones a grupos de víctimas para hacer su propio trabajo con esta idea de empujarlos a romper la narrativa étnica del conflicto. Pero sabíamos desde el principio que ese era un objetivo muy elevado, dadas las divisiones y la falta de comunicación entre estos grupos en estos diferentes países.

Anna Myriam Roccatello: Una de las razones es que los problemas de la relación entre Kosovo y Serbia no solo afectan a Kosovo. Es realmente un espejo del derrumbe de la antigua Yugoslavia, por lo que todavía hay grandes tensiones entre los eslavos macedonios y los albaneses macedonios. El proyecto fue sólido en su conceptualización. Es solo que tomará mucho más de tres años y probablemente requerirá mucho más apoyo. Si hablas con individuos, parecen tener un entendimiento [común] y estar en la misma página. Han desarrollado su capacidad para articular cuestiones de derechos humanos y protección, pero una vez que entran juntos en una habitación, y uno es serbio y el otro albanés, entonces se comportan de una forma predeterminada.

Kelli Muddell: La mayor parte del proyecto...es lograr que estas organizaciones nacionales y los grupos de víctimas piensen en sus prioridades más allá de lo que los partidos políticos que los representan les están diciendo que deben ser sus prioridades en cuanto a la justicia y la verdad. Creo que ese trabajo debe tomar impulso para continuar más allá de la vida del proyecto. Además, brindamos asistencia técnica a la Comisión de Verificación de la Condición de Víctimas de Violencia Sexual. Hubo una ley que se aprobó para dar pensiones a los mártires, a los que habían luchado con los grupos de liberación, pero no hablaba explícitamente de las víctimas de violencia sexual. Fueron necesarios muchos, muchos años de trabajo de cabildeo por parte de grupos de mujeres nacionales e internacionales para lograr que se enmendara esa ley para incluir a las víctimas de violencia sexual. Actualmente, hemos estado brindando asistencia técnica en el Ministerio de Justicia en Kosovo. Allí, han redactado una estrategia de justicia transicional.

Caroline Nowak: A medida que el proyecto de la UE de tres años llega a su fin, idealmente, ¿qué le gustaría que sucediera en el futuro de Kosovo? ¿Qué trabajo adicional se debe hacer?

Kelli Muddell: La idea es que los grupos de la sociedad civil de los tres países continúen colaborando en el desarrollo de una visión conjunta para los procesos de justicia transicional liderados por las víctimas que pueden ocurrir tanto a nivel nacional como regional. Mi esperanza es que si esto se materializa, se logren avances para desafiar la continua y generalizada negación sobre los crímenes de guerra que tiene sus raíces en las narrativas etnonacionalistas del pasado.

____________

FOTO: Las fuerzas serbias le quitaron a la fuerza a Hasan Shkreli, Bukurie y Rrahim, en 1999. Nunca volvió a verlos y el cuerpo de su hija Bukurie aún no ha sido encontrado. (Atdhe Mulla, de la exposición fotográfica " All Our Tears ")