¿Qué dijeron las víctimas el 9 de abril?

04/30/2012

La ley de víctimas les dio voz y fecha: el Congreso las recibirá cada año para escucharlas y solidarizarse con su sufrimiento, en nombre de toda la sociedad. Otros actos oficiales dan fe del cambio de clima y de actitud con respecto a las víctimas. Pero efectos concretos, todavía no se ven.


Por María Camila Moreno *

La voz de las víctimas

El pasado 9 de abril se celebró por primera vez en Colombia el “Día nacional de la memoria y la solidaridad con las víctimas”. Esta fecha fue consagrada en la ley de víctimas y estipula el reconocimiento por parte del Estado y de la sociedad de las consecuencias de más de seis décadas de violencia socio–política generalizada y casi cinco décadas de conflicto armado interno.

La ley institucionaliza una ceremonia: el homenaje a las víctimas tiene lugar en el seno de la máxima instancia de toma de decisiones de la democracia. “El Congreso de la República se reunirá en pleno ese día para escuchar a las víctimas en una jornada de sesión permanente”.

Al acto, que efectivamente tuvo lugar el 9 de abril en el salón elíptico del Capitolio, asistieron decenas de víctimas de varias regiones del país. Sin embargo, no contó con la presencia de la totalidad de los representantes y senadores, lo cual causó molestia entre las víctimas y demás personas presentes.

¿De qué habla una víctima en cinco minutos?

Durante los cinco minutos de que dispuso cada una de las casi cincuenta personas que intervinieron, se presentó una radiografía de sus múltiples inquietudes, sueños, dolores y clamores. En su gran mayoría, los discursos se centraron en describir las realidades, muchas veces adversas, que afrontan hoy en su vida cotidiana.

Las víctimas reclamaron medidas concretas como:

  • mejorar los mecanismos de búsqueda de las personas desaparecidas,
  • protección efectiva de los líderes que reclaman tierras,
  • depuración de los organismos de seguridad y otras entidades del Estado con respecto a funcionarios que hayan cometido violaciones a los derechos humanos;
  • medidas para estimular el desarrollo de sus comunidades como el mejoramiento de vías terciarias en las zonas de restitución de tierras, bancos de semillas y proyectos productivos.

Un número importante de los intervinientes exhortó al Congreso y al Gobierno a crear las condiciones para poner fin al conflicto armado por vía de la negociación, y así garantizar la no repetición de las violaciones de los derechos humanos y de las infracciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH). Además pidieron que se tuviera en cuenta a las organizaciones de víctimas como actores en una eventual negociación entre el Estado y las guerrillas.

Un nuevo significado para el 9 de abril

La fecha del 9 de abril, para la mayoría de los colombianos, recuerda el magnicidio del candidato liberal Jorge Eliécer Gaitán y la cruenta guerra que enfrentó durante años a liberales y conservadores.

Esta fecha, con un significado histórico tan fuerte, requiere entonces ser resignificada, no para olvidar lo ocurrido sino para cobijar las múltiples manifestaciones de la violencia en Colombia.

En un país donde un 10 por ciento de la población ha sido víctima del conflicto, cualquier fecha que el Estado elija para honrar a las víctimas debe significar algo para todas. Para que esto ocurra, es importante darle un sentido donde se sientan representadas las víctimas de todos los actores del conflicto armado.

¿Qué pasó este 9 de abril?

Además del acto oficial definido por la ley de víctimas, este 9 de abril se realizaron muchos actos de conmemoración:

  • En Bogotá, el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de la Secretaría de Gobierno organizó un recorrido de la memoria por la carrera séptima. Allí se podían encontrar galerías de fotografía de organizaciones sociales y de víctimas, instalaciones artísticas que expresaban el saber y el sentir de regiones afectadas por el conflicto, conciertos que honraron la memoria de los ausentes y la lucha de sus familiares, lecturas de poemas y expresiones de víctimas de diferentes partes del país, que pusieron de presente sus inquietudes y sus consideraciones para la no repetición de la violencia.
  • También en ciudades como Medellín, Valledupar y Villavicencio se organizaron jornadas que reunieron a las víctimas, las organizaciones de la sociedad civil y las administraciones locales en actos simbólicos de memoria y solidaridad con las víctimas. En medio del respeto hacia el dolor sufrido por ellas, las víctimas reclamaron hechos concretos.
    • En Medellín, pidieron el cierre de “La Escombrera”, lugar de la Comuna 13 donde más de 300 víctimas de desapariciones forzadas podrían estar enterradas bajo toneladas de basura. Actualmente, cada día se arrojan nuevos escombros que harán más difícil la recuperación de los restos.

    • En Villavicencio exigieron mayor agilidad en las reparaciones y en la restitución de tierras, en presencia del presidente de la República y de varios de sus ministros.

Tanto en el Capitolio como en las regiones se hicieron evidentes el interés genuino y la voluntad de escuchar a las víctimas. Los pronunciamientos de las autoridades territoriales resaltaron la corresponsabilidad de alcaldes y gobernadores en la atención y reparación a las víctimas.

Alan Jara, víctima de secuestro y gobernador del Meta, reconoció en su discurso las diferentes expresiones de la victimización en la región de los Llanos Orientales, desde el exterminio de la Unión Patriótica (UP) hasta los falsos positivos, pasando por los secuestros de las FARC, las desapariciones, el desplazamiento forzado y la expansión paramilitar.

En Medellín, el Secretario de Gobierno, Mauricio Faciolince, se comprometió a estudiar la posibilidad de cerrar La Escombrera en la Comuna 13.

Y en Bogotá, el Alcalde Gustavo Petro propuso un aumento de las tasas de algunos impuestos distritales a los ciudadanos de mayores ingresos para cubrir parte de la reparación de unas cien mil víctimas del conflicto.

De lo simbólico a lo concreto

En el plano de la representación simbólica resulta muy estimulante este cambio de actitud, al contrastarlo con el largo registro de discursos que negaban o minimizaban la crisis humanitaria producida por el conflicto armado.

Pero es importante que los mandatarios no se queden en el discurso, por más positivo que este sea. Los reclamos de las víctimas son concretos y las soluciones a sus problemas también tienen que serlo.

Se observan pasos importantes, como la creación de nuevas unidades locales de atención a las víctimas, entre las cuales se cuentan secretarías de víctimas y otras figuras territoriales.

Asimismo, el acto de conmemoración en Villavicencio demuestra que se están forjando alianzas entre la Nación y los entes territoriales orientadas a crear las condiciones para una apropiada respuesta estatal.

Sin embargo, es importante que los convenios interadministrativos y las nuevas unidades de atención a las víctimas, entre ellas el Centro de Memoria Histórica y la Unidad Administrativa Especial para la Reparación Integral a las Victimas sean efectivamente dotados de recursos y de personal capacitado para avanzar en hacer realidad la ley de víctimas.


María Camila Moreno es directora del Programa Colombia del Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ).

Este artículo se publicó previamente en Razón Pública

Foto: Tras años reclamando que sus voces fueran oídas, las víctimas del conflicto armado colombiano son honradas en el primer Día Nacional de las Víctimas. Por Martín Gáfaro.