La Comisión de la Verdad de Maine revelará la asimilación forzada de los niños wabanaki

21/02/2013

Martes, 12 de febrero de 2013: Los miembros de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación sobre el Bienestar Infantil en el Estado de Maine Wabanaki juran su cargo durante la ceremonia de investidura en Hermon, Maine, EEUU. (ICTJ)


Niña robada, extraña sin nombre, la boca cerrada a puntadas. En su larga travesía de años y años, apilando nacimientos y muertes, las canciones se perdieron.

Fragmento de "Lengua madre", de Mihku Paul


El martes 12 de febrero de 2013, más de 200 personas, entre ellas representantes del ICTJ, se reunieron en el Estado de Maine, en el noreste de los Estados Unidos, para celebrar el acto oficial de constitución de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación sobre el Bienestar Infantil en el Estado de Maine Wabanaki. El día de la ceremonia una serie de actuaciones y oraciones dieron oficialmente comienzo a un proceso de tres años durante el cual se indagará en la asimilación forzada de los niños wabanaki a través de los servicios sociales públicos de asistencia a la infancia.

El servicio de acogida de Maine pretendía responder a los intereses de todos los niños, pero, en el caso de los niños indígenas apartados de sus comunidades y entregados a familias blancas, con frecuencia sin el consentimiento de sus padres o tribus, ese servicio ocasionó una dolorosa pérdida de identidad cultural, segando traumáticamente el vínculo con sus orígenes.

Esas historias, en su día silenciadas, están a punto de conocerse.

Después de más de una década de trabajo dirigido por un grupo de mujeres indígenas de Maine, el Estado ha aceptado colaborar con los pueblos wabanaki para investigar varias décadas de asimilación forzada. La Comisión de la Verdad y la Reconciliación sobre el Bienestar Infantil en el Estado de Maine Wabanaki (CVR) escuchará las experiencias de algunos de los afectados por programas asistenciales estatales y federales, y hará recomendaciones para su mejora.

"Uno de los aspectos más singulares de esta iniciativa es que en ella no hay cabida ni para la vergüenza ni para la culpabilidad", ha declarado el jefe Kirk Francis, de la nación india penobscot, “sólo miembros de las tribus y del Estado empeñados en que esto no vuelva a ocurrir".

Los miembros de la CVR, formada por indígenas y no indígenas, aportan a la comisión diversas experiencias profesionales y son el secretario de Estado Matthew Dunlap; el gkisedtanamoogk de la tribu wampanog; la educadora Carol Wishcamper; la Dra. Gail Werrbach, directora de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Maine, y Sandra White Hawk, de los sioux lakota

"No hay cabida ni para la vergüenza ni para la culpabilidad, sólo miembros de las tribus y del Estado empeñados en que esto no vuelva a ocurrir"
    La solemnidad de la ceremonia de aceptación de cargos puso de manifiesto la gran confianza y responsabilidad que se depositaba en los miembros de la comisión. Después de que los jefes y líderes de las tribus wabanaki de Maine manifestaran sus esperanzas y bendijeran la comisión, los miembros juraron sus cargos. El grupo juvenil indígena Maine Unido por la Verdad, la Curación y el Cambio ofreció un animado espectáculo poético y musical.

Denise Yarmal Altvater, de la tribu passamaquoddy, fue arrancada de su hogar a los siete años. Para ella, la ceremonia de aceptación fue muy emocionante. "Lo que necesito, no me lo puede dar el dinero", declaró en una entrevista para la emisora de radio WSCH de Maine. "Mi infancia, mi humanidad, mi lugar en este mundo, mi voz... pero este proceso sí puede devolverme todas esas cosas".

Image removed. El grupo juvenil indígena Maine Unido por la Verdad, la Curación y el Cambio durante su actuación.

La lucha por los derechos indígenas en Maine

La historia de las relaciones entre el Estado y sus habitantes indígenas es larga y agitada, y está plagada de luchas políticas para imponer la autoridad sobre las naciones indígenas de Maine.

Situado en el extremo nororiental de Estados Unidos, Maine es un extenso territorio con kilómetros y kilómetros de bosques deshabitados e imponentes litorales rocosos. En la identidad wabanaki se encuadran miembros de las tribus passamaquoddy, penobscot, maliseet y micmac, presentes en el noreste de Estados Unidos y en Canadá.

En la actualidad, las tribus cuentan con unos 8.000 miembros en Maine. Eso es lo único que queda, según los wabanaki, después de años de programas estatales de asimilación forzada de los miembros más jóvenes de las naciones indígenas de ese grupo.

En la década de 1950, el Programa de Adopción Indio separó a los niños indígenas de sus familias y tribus para darlos en adopción a familias no indias. Los pequeños wabanaki fueron arrancados de sus hogares y, en muchos casos, sufrieron malos tratos.    
La historia de las relaciones entre el Estado y sus habitantes indígenas es larga y agitada, y está plagada de luchas políticas para imponer la autoridad sobre las naciones indígenas de Maine.

Dentro de EE UU, Maine se quedó muy atrás en el reconocimiento de los derechos de las naciones indígenas. Hasta 1967 no les concedió el voto en las elecciones estatales, siendo el último Estado de EE UU en reconocer ese derecho.

El Gobierno federal fue el primero en reconocer los derechos soberanos de las tribus wabanaki. En 1975, los passamaquoddy y los penobscot comenzaron a reclamar tierras por vía judicial, en el caso Passamaquoddy v. Morton, en el que la tribu passamaquoddy y la nación india penobscot obtuvieron reconocimiento federal. Se considera que esa sentencia es un hito en la historia de los derechos territoriales indígenas y que la demanda fue una de las más complejas que se hayan presentado nunca ante los tribunales federales de EE UU.

La Ley de Resolución de las Demandas de los Indios de Maine, de 1980, ratificaba el reconocimiento de soberanía aprobado cinco años antes. Sin embargo, las cláusulas del acuerdo limitaban el grado de soberanía y de autoridad tribales en comparación con el nivel de autonomía que tenían la mayoría de las tribus reconocidas a nivel federal.

Image removed. Commissioners greet audience members. (ICTJ)

Una oportunidad de curación para Maine

En 1978 el Congreso estadounidense aprobó la Ley de Asistencia a los Niños Indios, que abogaba por una mayor protección de los derechos de las familias y niños indígenas. La Oficina de Servicios a la Infancia y Familiares de Maine y los programas asistenciales para niños de las tribus wabanaki comenzaron a dialogar para evaluar las carencias de los servicios estatales. Lo que se encontraron fue una realidad plagada de desconfianza y disfuncionalidad.

Según Esther Attean y Jill Williams, quienes llevan años defendiendo los derechos de las tribus wabanaki: “Los miembros de las tribus dudaban del compromiso del Estado con la Ley de Asistencia a la Infancia y en los organismos públicos se debatían entre el deseo de introducir cambios y la conciencia de pertenecer al grupo dominante y responsable de la opresión histórica. Al ocuparnos del bienestar de los niños de las tribus teníamos la sensación de estar chocando con un muro invisible".

El grupo no sólo se proponía encontrar una forma de poner de manifiesto la realidad de un sistema asistencial deficiente, también quería promover una auténtica reconciliación de todos los afectados. En 2011, el gobernador de Maine Paul LePage reunió a los jefes de las tribus maliseet, micmac, passamaquoddy y penobscot para constituir la Comisión de la Verdad y la Reconciliación.

Para quienes trabajan en el campo de la justicia transicional y en proyectos de verdad y memoria en el mundo, la iniciativa de Maine es especialmente singular. Las comisiones de la verdad al uso aspiran a lograr cohesión política nacional o estatal, pero la de Maine parte del reconocimiento pleno de la soberanía de las nacionales indígenas wabanaki. El proceso de búsqueda de la verdad resultante, que se establece "entre naciones", es un modelo que los profesionales del área han subrayado con gran interés.

“Al ocuparnos del bienestar de los niños de las tribus teníamos la sensación de estar chocando con un muro invisible”
    Los factores espirituales y no judiciales del proceso también están describiendo un nuevo territorio. "No estamos ante el clásico modelo de comisión de la verdad cuyo trabajo se basa mayormente en la utilización de archivos y la publicación de libros", ha declarado Eduardo González, director del programa de Verdad y Memoria del ICTJ.

"Esta comisión se basa realmente en la memoria viva de la gente, en ceremonias que dan sentido a experiencias humanas. Está muy centrada en la oralidad y la representación".

La CVR confía en que se conceda a los wabanaki la oportunidad de curarse de las heridas sufridas y que el Estado de Maine y el conjunto de sus habitantes reconozcan su responsabilidad en los abusos del pasado o acepten cualquier culpa heredada por prácticas anteriores.

González explica que la CVR podría influir en una amplia gama de relaciones político-sociales del Estado, que, según el censo estadounidense de 2012, está formado en un 95,4% por población blanca, el porcentaje más elevado en todo EE UU.

"La CVR está abordando un asunto concreto: cómo han tratado a los niños indígenas los servicios sociales", según González, "Pero también está intentando arrojar luz sobre cuestiones como la marginación y la discriminación, conocer mejor las relaciones raciales en el Estado de Maine".

Image removed. Atardecer en el Centro Morgan Hill, en Hermon, Maine, EEUU, una vez concluida la ceremonia de investidura. (ICTJ)

Ahora que Maine y los wabanaki inician este proceso, el ICTJ seguirá colaborando con los artífices de la CVR y ofreciendo apoyo a esa institución a través de nuestro programa de Verdad y Memoria. Esta colaboración con la CVR de Maine es una más de las iniciativas que promueve el ICTJ para ayudar a pueblos indígenas que recurren a medidas de justicia transicional.