Conviviendo con las sombras de los desaparecidos

26/08/2013

En la brutalidad de un conflicto armado o la tiranía de un régimen represivo, muchas personas desaparecen y nunca son encontradas: ya sea a manos de agentes del Estado o secuestrados por una facción armada, miles de desaparecidos siguen en paradero desconocido hasta el día de hoy.

Si bien la mayoría de los desaparecidos son hombres, las mujeres también se ven severamente afectadas, directa e indirectamente. Debido a desigualdades de género que tienen profundas raíces en la tradición, raza, cultura, religión y clase, las mujeres sufren las devastadoras consecuencias sociales, económicas y psicológicas de las desapariciones en distinta forma que los hombres. A pesar de estos desafíos, muchas mujeres que han sido víctimas de desapariciones se han transformado en sobrevivientes y activistas.

En el Día Internacional de los Desaparecidos, el ICTJ reconoce que las desapariciones forzadas son crímenes de lesa humanidad que afectan a las mujeres de forma particular, distinta al impacto que tiene este delito en los hombres.

Los mecanismos de justicia transicional buscan enfrentar los legados de las desapariciones: las familias de los desaparecidos deben poder acceder a los hechos sobre el paradero de sus seres queridos, qué sucedió y por qué. El Estado deber respetar el derecho de las víctimas a obtener reparaciones, y los responsables deben rendir cuentas.

A lo largo de esta semana, el ICTJ estará examinando las muchas dimensiones del impacto que tienen las desapariciones en las mujeres y otros que quedan atrás mediante varias nuevas piezas que describimos a continuación.

El impacto de las desapariciones en las mujeres

Cuando los hombres desaparecen, la vida de sus esposas, familiares y seres queridos puede dar un vuelco. Tras la pérdida del padre o marido—quien en muchos casos era el sostén y cabeza de familia—muchas mujeres se ven obligadas a criar a sus hijos solas y a sortear obstáculos legales, económicos y burocráticos en entornos a veces hostiles. Además, pueden sufrir la deshonra o el estigma frente a sus propias comunidades.

En países como Colombia, Nepal y el Líbano, los familiares de los desaparecidos—a menudo liderados por mujeres—libran una batalla continua por obtener una reparación adecuada, que se reconozcan sus experiencias y que se haga justicia.

Si bien tradicionalmente han sido las esposas, madres y abuelas de los desaparecidos quienes han encabezado la lucha por la verdad y la justicia, se han investigado muy poco las experiencias de estas mujeres, o de mujeres desaparecidas.    
El ICTJ reconoce que las desapariciones forzadas son crímenes de lesa humanidad que afectan a las mujeres de forma distinta a los hombres

Liderado por nuestro programa de Justicia de Género, el ICTJ está investigando activamente cómo afectan las desapariciones forzadas a las mujeres, a fin de comprender de qué manera podrían los mecanismos de justicia transicional abordar mejor sus experiencias.

En este podcast, entrevistamos a la directora del programa de Justicia de Género del ICTJ, Kelli Muddell, sobre el impacto de las desapariciones en las mujeres alrededor del mundo, y sobre su trabajo en el ámbito de la justicia transicional en contextos como Túnez y Nepal.

“Con frecuencia son las esposas, las madres o las hermanas quienes luchan por la justicia a largo plazo”, dice Muddell. “Así que suelen tener que presionar a las autoridades para que admitan la desaparición, para que busquen los cuerpos y para que establezcan los hechos del caso. El Estado tiene la obligación de brindarles esa información, ubicar los cuerpos, y decirles cuál fue el destino de los desaparecidos”.

Muddell explica que las mujeres también son objeto de desapariciones, pero el delito del secuestro de mujeres a menudo no se denuncia.

“La desaparición de mujeres no se toma tan en serio como la de los hombres”, dice Muddell. “Aparte de las desigualdades estructurales o culturales, los hombres suelen ser reacios a denunciar el delito ya que se sienten avergonzados por no haber podido proteger a sus mujeres o hijas”.

Muddell indica que las mujeres desaparecidas corren un gran riesgo de sufrir violencia sexual y formas de tortura que atentan específicamente contra la mujer, y señala los secuestros en lugares como Ciudad Juárez, México, donde cientos de mujeres jóvenes han sido secuestradas, torturadas sexualmente y asesinadas.

“Hay sistemas que son misóginos y no valoran la vida de las mujeres del mismo modo que valoran la vida de los hombres”, dice.

Fotografiando las sombras de los desaparecidos

Cada desaparición genera muchas víctimas: las preguntas sin respuesta acerca del paradero de alguien pueden crear un inquietante clima de desconocimiento en las familias y comunidades.

A lo largo de los años, diversos fotógrafos han investigado la cuestión de los desaparecidos y han intentado captar el duelo, la pérdida y la ausencia ocasionados por este fenómeno.

A fin de mostrar cómo la fotografía contribuye a crear conciencia sobre el impacto de las desapariciones, invitamos a aclamados fotógrafos internacionales a presentar su trabajo y contarnos cómo les afectaron las historias de los desaparecidos.

El ICTJ está investigando activamente cómo afectan las desapariciones forzadas a las mujeres a fin de comprender de qué manera podrían los mecanismos de justicia transicional abordar mejor sus experiencias
    En nuestra galería de imágenes, pueden encontrar fotografías de Susan Meiselas, Gervasio Sánchez, Rodrigo Abd, Marcelo Brodsky, Dalia Khamissy, Ziyah Gafic y Mari Bastashevski, tomadas en países como Argentina, Bosnia Herzegovina y Camboya.
Estas inquietantes imágenes son un poderoso recordatorio del devastador impacto de las desapariciones, y de algún modo captan las sombras de los desaparecidos, que siguen presentes en las vidas de aquellos a quienes dejan atrás.

Las esposas de los desaparecidos en Nepal

En los últimos diez años, Nepal ha registrado uno de los índices de desapariciones más altos del mundo.

Se estima que más de 1.000 personas fueron víctimas de desapariciones forzadas en Nepal durante el brutal conflicto armado que devastó al país entre 1996 y 2006. La gran mayoría de las víctimas fueron hombres jóvenes con esposas y familias, quienes años después continúan buscando la verdad sobre sus seres queridos mientras luchan por reconstruir sus vidas arrasadas.

En un nuevo documento de análisis el ICTJ documenta la experiencia de las esposas de los desaparecidos en Nepal, y hace un llamado a implementar medidas que ayuden a poner fin a la pobreza, el estigma social y el limbo jurídico a los que se enfrentan a diario.

El documento del ICTJ, Beyond Relief: Addressing the Rights and Needs of Nepal’s Wives of the Disappeared, [Más allá de la asistencia: Enfrentando los derechos y necesidades de las esposas de los desaparecidos en Nepal. Disponible solamente en inglés] se centra en las mujeres de Nepal que han sido afectadas por la desaparición forzada de su marido y los efectos que continúa teniendo este delito espeluznante.

“Las desapariciones forzadas tienen un impacto inconmensurable en las esposas de las víctimas. Las hacen extremadamente vulnerables, y además las obligan a convivir con la incertidumbre y el dolor no resuelto de haber perdido a su marido”, dice Lucia Withers, directora de la oficina del ICTJ en Nepal.

El documento, basado en entrevistas con más de 450 esposas de desaparecidos de todo el país, destaca la precaria situación económica que a menudo resulta de la pérdida del marido, quien suele ser el único sustento de la familia.


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FOTO: Amineh Hassan Banat (Imm Aziz) sentada bajo las fotos de sus cuatro hijos en el campo de refugiados palestinos Bourj el Barajneh en Beirut, Líbano, 2010. En 1982, miembros de una milicia se los llevaron a todos por la fuerza y no los volvió a ver nunca más, De izquierda a derecha, Ahmad (13), Mansour (22), Ibrahim (25) and Aziz (31). Por Dalia Khamissy.